domingo, 9 de febrero de 2014

El objeto libro como cultura.

Al hablar de uno de los elementos más importantes de la cultura “un libro”, nos estamos refiriendo claramente a un elemento ya empoderado  (según las palabras de M. Focault ) Ya que al tener los medios de comunicación en manos de un poder (el editor, impresor, etc.), este moldea las conciencias de las sujetos en una sociedad.

   Este objeto  este empoderado puesto que ha pasado por la producción contemporánea. El dinero con el cual se obtiene el libro sigue siendo una mercancía que hace mover y funcionar el mundo.

   El libro está sujeto a un tipo de corrupción; que profiere el producto desde el sistema: la impresión, la distribución, el precio, entre otros.
He aquí donde se introduce la concepción de Adorno y Horkheiner: la reducción del objeto artístico a mera mercancía.
Las cuestiones a ponderar aquí son las siguientes:
¿Por qué el arte esta sujeto a un manejo completamente capitalista? y ¿porque el arte no puede ser concebido como una vil mercancía?

   En el  trabajo de María Luengo Cruz encontraremos las respuestas a nuestras  dos premisas. Ella  expone a la escuela de Frankfurt como aquella que tuvo la pre suposición de ser racional-colectivista. Por racional entendamos  que la cultura responde mecánicamente a fuerzas externa a ella. Por su parte el término colectivista  refiere a los patrones culturales que proceden a los hábitos culturales del individuo. Es decir, una consideración hacia el arte que siempre estará afectada por el mercado. Esto lo explica diciendo que las formas del alma de una obra no fluían, que en cambio, venían  impuestos por fuera. Según su utilidad y su valor. “La cultura de masas representa el punto de degradación al que ha llegado el arte sometido al mercado. La estructura de la sociedad capitalista transforma por completo la cultura en consumo.”

   En lo que respecta al ámbito editorial sabemos que nos encontramos frente al problema de la “estampa” donde todo libro es reducido a su capacidad de objeto mercantil. Un libro es impreso para que sea vendido / comprado. Existen claro está, una distinción importante entre una casa editorial que produzca un género de libros x y otra casa que produzca libros z. Dentro de esta distinción podremos encontrar una igualdad. El valor del libro no radica en su calidad literaria (por ejemplificar). El valor del libro radica en la inversión, la compra y la demanda. El objeto libro, se reduce a un objeto de consumo. No existe diferencia en adquirir un libro de la editorial Galimadr y unos jeans Guess.
   El libro dentro de su capacidad de ser consumible presenta una característica de elección.
    Existen los famosos best sellers y existen los libros de corte literario (A claro aquí que refiero este hecho a partir de las clasificaciones que impone una librería o una biblioteca cualquieras)
   En lo que respecta a los libros de  ambas clasificaciones, los divide una fina línea.
   Los best sellers se presentan como una lectura “ligera” cuyo objetivo es entretener  a su lector/comprador y los segundos tienen por objeto (entre muchos otros como acercar a la reflexión, estudio y recreación) el hedonismo estético.



   Es aquí, donde entra en juego útil, la teoría y la crítica literaria. Puesto que ve al libro de entretenimiento como un envilecimiento del arte impuesto por el mercado. La  calidad de entretenimiento en el arte lo vuelve ofensivo. La lógica que sostiene esta crítica es que: Del objeto que surge primero ¿cuál es el derivado? Puesto que este derivado será comparado y juzgado con los criterios bajo los cuales surgió el primero.
   La importancia del primer objeto artístico es vital. Ya que este será trabajado directamente y el segundo se reducen a ser una copia realizada por una máquina. Esta calca es calca de un molde carente de valor. Su única posibilidad es la repetición.

   Los libros están sujetos al capitalismo. Dentro de las grandes obras de la literatura sabemos que estos tienden a ponderarse y una marca clara son los sellos editoriales: anagrama, trotta, galimard, entre otras que nunca fallan.
   Respecto al contenido de estos, regresamos a la intertextualidad donde la originalidad es nula.      Toda obra literaria es una copia borrada y reescrita. No existen temas nuevos para la literatura. La literatura debe su existencia y sobre vivencia
a la copia. Pero claro está la obra literaria sobrevive dependiendo de la calidad del calco.
Otro importante aspecto a  exponer es que el acercamiento al libro depende netamente de su lector ¿Se adquiere un libro por recomendación? ¿Por gusto? ¿ Cuál es lineamiento que se debe seguir para  adquirir un libro que es arte? y ¿Cuál es el lineamiento que te conduce a comprar un libro que es meramente mercancía?

   Para finalizar  reitero que la concepción de Adorno y  Horkheimer acerca del arte y de el objeto arte, así como su concepción como  entretenimiento, son sumamente subjetivas ya que no se sabe con precisión cuál fue el original o en caso de tener dicho conocimiento, los ejemplos /casos son contados. Ya que se basan en el contexto de nacimiento del objeto arte, en el lazo que sostienen con el maquinar político-social y su transformación.



Bibliografía:

Luengo Cruz, Maria. Fundamentos y carencias de los estudios culturales: una revisión teórico-crítica del ámbito popular culture. Universidad Carlos III. 2006. Madrid, España.


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